AA.VV
La irrupción del automóvil en la vida cotidiana fascinó a los escritores vanguardistas. Marinetti declaró que era «más bello que la Victoria de Samotracia». La admiración no ha disminuido y prueba de ello es el recuerdo que Gil de Biedma tiene del coche familiar, «bello como una máquina de guerra». Aunque no han faltado críticos de la talla de Pessoa («El automóvil, que hasta hace poco parecía darme libertad, / es ahora una cosa donde estoy encerrado»), e incluso descalificadores, como Auden («invento vil / dañino y criminal»).
Este número de LITORAL acoge a autores y artistas plásticos que se han ocupado del invento de las cuatro ruedas, tratándolo en su totalidad o despiezándolo en faros, parachoques, frenos, volante, parabrisas, neumáticos, tubo de escape, retrovisores, etcétera. Se hace difícil dar con una pieza del motor o la carrocería que no haya merecido atención. Además, los asuntos inherentes como carreteras, gasolineras, semáforos, desguaces, atascos, aparcamientos, talleres y, no podía faltar, el coche como lugar de encuentros sexuales.
El texto de apertura lleva la firma de Justo Navarro. Alexis Díaz-Pimienta rememora los vistosos automóviles de La Habana de su infancia y Guillermo Busutil su experiencia como autoestopista. Otros colaboradores escriben sobre el automóvil en el cine (Juanma Ruiz), la música (Manuel Bellido Mora) y el cómic (Juan Maldonado).